Ví a mis hijos convertirse en padres de la pequeña vida, desvelarse, turnarse y estar completamente entregados al cuidado del gatito... que se alimentaba de una jeringa, recibía calor de una bolsa de agua caliente (guatero), era estimulado para orinar sobre un pañal.
Mis hijos fueron sus padres e incubadora, por cuatro días.
El gatito parecía tener mucha vida y energía, estaba cuidado y amado... pero era frágil, y dejo de vivir anoche. En casa hoy hay un pequeño duelo, y un gran dolor.
Una pequeña vida que se apagó y nos recuerda la mayor certeza de la vida, que es frágil y finita.
Esta foto se la tomé a mi Sol, cuando alimentaba al gatito ayer muy de mañana.