jueves, 28 de mayo de 2009

Libros de papel.


Mi padre tenía en un estante, la biblioteca de casa. En lo más alto los libros que los niños no teníamos permiso de ver.... y que yo obediente como era, nunca vi, más que desde lejos. Aún recuerdo con nostalgia la exquisita encuadernación de tela con flores de aquellos que nunca tuve en mis manos. Más abajo los tomos de diferentes temas con acceso restringido, entre ellos los libros de arte, mis favoritos, los que solo podían ser vistos ante la atenta mirada de papá y luego de un ritual casi religioso que comenzaba con el la elección del momento adecuado, lavado de manos, y sobre la mesa limpia y despejada había que seguir las reglas de como pasar las páginas, una a una. Ya en el nivel inferior, y al alcance de la mano, los diccionarios, libros de estudio, enciclopedias, y libros de leer. Muchos de ellos los he ido heredando y son mi tesoro.

Yo adoraba leer, lo que fuera, libros de niños, libros de grandes, revistas propias, de los amigos, las fotonovelas de mis tías, el papel periódico puesto en el suelo después del encerado.... todo. Mis hijos nacieron con la misma afición, y en la última mudanza, hace un año, muchísimas cajas con libros nos complicaron la tarea. Realmente nos sorprendimos de la cantidad de libros que hemos llegado a juntar, ya que mucho de lo que leemos viene de diferentes bibliotecas, de la universidad, municipales y públicas.

En casa tenemos la biblioteca grande, común a todos, y además cada uno la suya en su dormitorio. Libros de arte, ilustrados, especializados, enciclopedias, diccionarios, literatura, y revistas de artesanía, decoración, bricolage...

Adoro las mañanas de sábado y domingo, cuando puedo tomar desayuno leyendo el periódico, sus revistas, suplementos y hasta los catálogos, casi dos horas de letras en papel acompañados de una taza de té: tranquilidad en casa que es puro placer.

Muchas situaciones relevantes y anecdóticas de mi vida se relacionan con este vicio, al que estoy entregada...¡con mucho gusto!






miércoles, 27 de mayo de 2009

“Pies, para que los quiero, si tengo alas pa` volar”


Estuve una semana con mi mano de yeso, y los doctores indicaron un cambio más acorde a los tiempos... y pasé de yeso a férula plástica, absolutamente más cómodo y liviano. Esta nueva imagen de mi mano me recordó un cuadro de Frida Kalho, “La columna rota”, y aunque lo mio es solo una “muñeca” rota, hice un paralelo, guardando todas las proporciones, entre la Frida original y la “pequeña Frida” en la que a veces me convierto.



No recuerdo exactamente cuando conocí su obra, pero tengo plena conciencia que no fue amor a primera vista, más bién lo comparo a esos sabores nuevos, raros, un poco amargos... pero con “algo” que te hace seguir probando... y ya al tercer bocado se te hacen casi un vicio.

El estilo personal y del entorno con que se rodeó, el modo maravilloso de expresar el mundo interior como una obra de arte, la vitalidad y el humor con que vivió, a pesar de enfermedades y dolores, hacen que vea en Frida mi referente artistico- emocional.




Dibujos con lápiz sobre papel que hice inspirada en la estética Kalho el 2007 y 2008



Dibujo digital, por mi hija Sol, un regalo que me hizo para mi cumpleaños el 2007.






martes, 26 de mayo de 2009

Al mal tiempo... buena cara!


El pasado 15 de mayo, poco antes llegar al trabajo sufrí una dolorosa caída... terminé en el Hospital con la mano izquierda enyesada, hematomas y orden de reposo por varios días. Con solo una mano no son muchas las actividades para hacer en cama.... y los días se hacen largos, entonces el navegar por Internet en el notebook fue realmente un alivio que me llevó a descubrir el mundo de los blogs... y quienes se expresan en ellos llenaron mis horas de belleza, cultura, humor, talento, creatividad, arte y muchas otras cosas. Palabras e imágenes de personas que terminaron seduciéndome al punto de querer participar de esta manifestación humana de hoy. Crónicas, divagaciones, recuerdos, e imágenes, de mi historia singular, a la vez que común y corriente.